viernes, enero 12, 2007

El proceso con los paras no es como lo pintan... ni el periodismo


Interesante documento representa la entrevista que le hizo ayer (12 de enero) la W Radio a José Miguel Vivanco, director para América Latina de la organización Human Rights Watch(HRW), a propósito del informe anual que publicó esta institución en estos días. Entrevista que por demás ya queda entre los archivos de la Minoría desinformada por el valor de su contenido.
Los comentarios de Vivanco abren muchas luces a lo que de verdad está ocurriendo en el proceso con los paramilitares, con datos rigurosos y verídicos, como él se lo afirma a Julio Sánchez Cristo, que revelan realidades como la del reagrupamiento de desmovilizados en regiones como en Norte de Santander, con las mismas estructuras criminales de las autodefensas, pero bajo una nueva insignia: Los Águilas Negras.
También las condiciones de privilegio en que se encuentran recluidos los jefes paramilitares, que si bien pueden estar en un pabellón de máxima seguridad en Itagüí (Antioquia), cuentan con mecanismos de comunicación como computadores y celulares que les permiten aprovechar los beneficios de la última tecnología para mantener activas sus estructuras siniestras, dando órdenes y coordinando estrategias de muerte.
Además, en una parte de la entrevista Vivanco recuerda a la opinión pública -y así lo hacemos también aquí en nuestro intento por refrescar la memoria y mostrar la verdad- que la ley de Justicia y Paz no es lo mejor que se puedo hacer en materia legislativa para lograr un verdadero proceso de verdad, justicia y reparación: había un proyecto mejor que ese y era la propuesta inicial de Rafael Pardo y Gina Parodi. Así lo dice el director de HRW y reconoce que fue enderezada "felizmente" por la Corte Constitucional. De la misma forma, asegura "no ignorar" la labor del Fiscal General, Mario Iguarán.
Pero creo que sobre eso hay un argumento contundente y que hay que resaltar: si fuera por este gobierno, los victimarios no estarían respondiéndole como debieran a la justicia. Los méritos de lo que está ocurriendo en este momento en el proceso no son de Álvaro Uribe, ni de su gobierno, ni de su Congreso (puesto que las mayorías son oficialistas). Son de las instituciones democráticas de este país que han mantenido independencia frente a esos poderes intimidatorios y amenazantes. Caso concreto: la Corte Suprema de Justicia. Y por supuesto, las actuaciones del fiscal Iguarán, quien desempolvó las pruebas contra los para-congresistas y se las entregó a la Corte para su análisis. Para ellos sí van los méritos de la justicia que se está empezando a ver en Colombia.
Fotografía:Cortesía AP

Ah y siento mi voz de protesta contra...


No hay que ignorar la pésima actitud periodística de Juilo Sánchez Cristo en esta entrevista a José Miguel Vivanco. Es reprochable desde todo ángulo que este periodista le hiciera preguntas que indujeran al interlocutor a defender las tesis de este gobierno, como son las de "reconocer los esfuerzos que se están haciendo" u obligarlo a dar "algun indicador favorable" a Colombia. ¿No se da cuenta Sánchez Cristo que con ese proceder ofende a la labor periodística, al supeditar su posición a los argumentos del poder de turno? ¿No ve acaso que lo que hace Human Rights Watch es precisamente lo que debiera estar haciendo él como periodista y todos sus colegas en el mundo para evitar los abusos de los poderes y las mentiras que usan para sostener ese poder?
Es que no necesitamos más "indicadores favorables" que hablen bien de Colombia: necesitamos más verdades. No más justificaciones a las mentiras y a las cortinas de humo del gobierno de Álvaro Uribe. Lo que requerimos es que nos muestren las realidades para poder actuar sobre ellas.
¿Cómo les podemos creer a los medios de comunicación si ellos mismos justifican las mentiras del gobierno y se meten en el saco de "la causa nacional" -"nosotros estamos logrando cosas"-, como si todos estuviéramos de acuerdo y aceptando tácitamente lo que hace Uribe? No señor Sánchez Cristo, su labor no es acompañar la seguridad democrática, sino estar vigilante, como periodista que es, ante las realidades del país y controlar los excesos y mentiras del poder. Esa es la función del periodismo. O como bien lo dijo Vivanco, "si no, mejor nos vamos a casa".


lunes, enero 08, 2007

Nueva mentira: Ahora las plantaciones en Ecuador


El gobierno de Álvaro Uribe siempre recurre a las mentiras que le puedan justificar sus políticas por encima de cualquier cosa.
Ahora unos reporteros de El Tiempo han visitado las famosas coordenadas que dio el Gral Jorge Daniel Castro de la Policía, donde supuestamente en Ecuador también tenían plantaciones de coca, y resulta que hay una "humilde escuela". Pero nada de grandes hectáreas de cultivos ilícitos, como aseguró el General.
Parece que ningún medio había accedido antes a esta zona para poder dar crédito a las palabras del Comandante. Pues así lo cuenta el reportaje que apareció en
El Tiempo, según palabras del prefecto de la Provincia de Sucumbíos (Ecuador), Darwin Lenin Lozada, quien dijo que "son el único medio colombiano que ha llegado a este lugar para verificar directamente que la Policía colombiana se equivocó."
Como siempre se han equivocado las instituciones colombianas cuando tratan de justificar las decisiones tomadas por Álvaro Uribe. Como quien dice, estamos frente a otro "falso positivo".

Razones para no creer en Uribe

Varias personas en foros y blogs en Internet han expresado sus razones para no creerle a Álvaro Uribe. He querido destacar dos recientes: una del blog de Felipe Zuleta, en su último comentario y otra de un lector que opinó en el foro de El Espectador, a raiz del artículo escrito por Alejandro Gaviria que escoge a Uribe como el personaje del año 2006. Minoría desinformada comparte los dos puntos de vista:

Lector de El Espectador
Cierto. Difícil ser neutral con Uribe. Los que pensamos que su visión de Colombia es equivocada, premoderna y sesgada hemos claudicado ante el emocionalismo. Difícil no hacerlo al comprobar que alrededor de su figura gira todo lo que se debe erradicar en este país y que es la amalgama de lastres históricos y sociales que nos han sumido hasta lo indecible. En torno a Uribe están los terratenientes y latifundistas, los grandes conglomerados económicos y la banca con toda su indolencia y su falta de compromiso con la nación (que no es lo mismo que la "patria"), la mayoría de los clanes feudales regionales tradicionales que tienen a sus regiones de patio y en los índices de subdesarrollo más absurdos, los politiqueros más reconocidos con sus entramados mafiosos de contratación pública y privada, la intolerante y medieval iglesia católica, los más recalcitrantes conservadores y defensores del status quo local, y obviamente los indefensables(sic) paramilitares. Su manía de llamar "doctor" a todo el mundo, su rezanderismo (si cabe la palabra), su indigna sumisión ante los designios de Washington, hacen recordar a Godofredo Cínico Caspa. Hay muchas sombras en su pasado familiar y político, ligadas al paramilitarismo. Definitivamente es muy difícil no ceder ante las emociones cuando uno ve que en una sola persona confluyen todos los defectos importantes de la nación. Que es una hormiga de trabajo. Puede que sea cierto. Pero no son las mayorías de la sociedad colombiana quienes se terminarán beneficiando de su gestión. Ya lo veremos. A veces pienso en concederle el beneficio de la duda y digo ojalá me equivoque. Pero no creo. Sin embargo, sí debemos superar las emociones y poner toda la racionalidad posible para hacerle frente al defensor mas importante del establecimiento tradicional, un latifundista y terrateniente. Un conservador extremo y reaccionario.

Felipe Zuleta
(...)El día que Uribe responda lo que se le pregunta en lugar de cambiar el tema sin pudor alguno, el día que Uribe se comporte como un estadista y no como un culebrero y el día que con sus respuestas lisas dejen de atentar contra la inteligencia de los colombianos, me dedicaré a escribir sobre medio ambiente. Y por supuesto no me pidan ser Uribista porque a ciertos colombianos entre los que me encuentro yo nos duele que Rodrigo Lara, Luís Carlos Galán, Guillermo Cano entre otros hubieran muerto precisamente para evitar lo que hoy está pasando: La mafia gobernando desde palacio. (Enero 4 de 2007)