jueves, marzo 13, 2008

La mayoría informada se comió la gran mentira



Después de revisar los sucesos en lo que va corrido del mes, la Minoría Desinformada ha llegado a una especie de conclusión que, de todas maneras, se sabía desde hace mucho tiempo: de todas las mentiras que Álvaro Uribe ha promocionado, la más pesada que lleva a cuestas y la que la mayoría informada más le ha creído es que todos los problemas de Colombia se reducen a las FARC y si el Ejército acaba con los guerrilleros (o se acaban entre ellos mismos, como pasó con el caso de alias Iván Ríos), los problemas del país se terminaron.

Es triste ver cómo Colombia está sola en el escenario internacional, por causa de la cerrera posición guerrerista de Uribe, que no conduce a nada más que a problemas con todos aquellos que deberían ser nuestros mayores aliados, la América Latina: desde el conflicto diplomático con Venezuela, la invasión al Ecuador y ahora el trato inhumano a unos jóvenes mexicanos, acusados de guerrilleros, cargo que no se ha probado aún. Y no seguir felices porque los Estados Unidos de Bush –sí, los de Irak, Afganistán, Guantánamo, Abu Ghraib- nos dieron su respaldo de primera mano por respeto a los Derechos Humanos esta semana.

Los abrazos de la Cumbre de Río no fueron iniciativa de Álvaro Uribe, como es la versión que imponen los medios de comunicación, incluso los que alguna vez presumieron de opositores. Quien haya visto completa la Cumbre de Río se dio cuenta que el clamor de los diferentes presidentes latinoamericanos por un continente en paz, donde la ilegalidad se combata con el respeto por la legalidad, terminaron por arrinconar a Uribe, quien esta vez no pudo tener la voz cantante y llevó al presidente de República Dominicana, Leonel Fernández a decirle:


Lo que quisiera en esta ocasión es que USTED NOS ESCUCHARA y, por supuesto, creo que con mi intervención estoy recogiendo el espíritu de muchos de nuestros colegas que lo han expresado en el transcurso del día de hoy: AQUÍ TODOS QUIEREN LA PAZ


Mientras tanto Uribe, con cara de perseguido político, se quedó insistiendo que él no es bueno para la política y la diplomacia, porque, según él, todo eso le parece una farsa. ¡Que horror, ¿entonces en manos de quién estamos?! De alguien para quien los métodos políticos no son válidos para 1. Rescatar la vida de secuestrados a quienes el cartel de las FARC tratan como vil mercancía de contrabando, 2. Resarcir la dignidad y derechos de los millones de desplazados que aparecen diariamente como consecuencia de las distintas violencias que sufre nuestro país, 3. Asegurar el bienestar de los millones de trabajadores colombianos víctimas de la Reforma Laboral, 4. Etc., etc.
Uribe no entendió el mensaje de Río y continuó utilizando la ilegalidad para combatir la ilegalidad, cuando a través de Juan Manuel Santos ordenó entregar la recompensa a alias Rojas por asesinar a alias Iván Ríos, en vez de mandarlo encarcelar, con lo cual sigue legitimando el paramilitarismo, y se felicita en el Congreso a Andrés Felipe Arias por regalar las tierras de Carimagua a unos pocos empresarios, en vez de favorecer a los desplazados.

Pero no, aquí la mayoría informada está a la expectativa –cual final de partido de fútbol-, esperando el momento que se termine la guerrilla y firmando con entusiasmo las planillas de la reeligión, sin entender que Álvaro Uribe está mintiendo, haciéndole creer al país que con el fin del secretariado de las FARC se acaban los problemas en Colombia, cuando está claro que si a los miembros del secretariado los matan o los capturan, los reemplazan por otros y que, con o sin las FARC en el escenario bélico nacional, la violencia no va a cesar mientras exista esa enorme inequidad social entre la población colombiana, que lleve a tomar los caminos del narcotráfico a quienes sufren la falta de oportunidades en las zonas rurales y los caminos de la emigración a quienes sufren la misma falta de oportunidades en las zonas urbanas, que genera resentimientos en la gente abandonada por el Estado en los fundamentales aspectos socio-económicos, excepto en el ámbito militar, con la presencia de cuerpos del Ejército en sus territorios.

La popularidad de Uribe puede estar creciendo a más del 84%, pero es pertinente señalar lo que dijo una vez en el Senado de la República el exdirector del DANE César Caballero: las encuestas se realizan, en primera instancia, mediante llamada telefónica y menos del 20% de los habitantes de las principales ciudades del país (Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla) tienen teléfono. Y recordando algo de historia, el Duce Mussolini gobernó la Italia fascista con apoyo de sus mayorías por más de 20 años.

A pesar de esto, la Minoría Desinformada sabe que la reeligión va viento en popa y que las mentiras de Álvaro Uribe van a seguir rigiendo los destinos de Colombia, sencillamente porque a sus adeptos no les gusta pensar y prefieren simplificar la complejidad de la realidad que vivimos. Una mentira que más que comida, ya está digerida.

Imágenes:
Minoría Desinformada
El Nuevo Herald, www.elnuevoherald.com
www.buenaventuraenlinea.com
Semana, www.semana.com